La culebrilla o herpes zóster es una patología que se manifiesta como una erupción de sarpullido o ampollas en la piel. Es causada por el virus de la varicela-zoster, el mismo que causa la varicela, que permanece en nuestro cuerpo después de tener varicela, explican desde Medline Plus.
De este modo, el virus se mantiene en el cuerpo y, aunque puede no causar ningún síntoma durante años, a media que envejecemos puede reaparecer en forma de culebrilla. La culebrilla no es contagiosa, sin embargo, alguien con culebrilla puede contagiar la varicela, por lo que si nunca has tenido la varicela ni te has vacunado contra ella, debes tratar de mantenerte alejado de alguien que tenga culebrilla.
La culebrilla causa síntomas como ardor o dolor punzante y hormigueo o picazón. Asimismo, puede provocar fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y dolor abdominal. Además, puede causar complicaciones como neuralgia posherpética, problemas de visión, problemas de oído, neumonía o encefalitis. Un estudio reciente ha descubierto que el herpes zóster, además puede aumentar el riesgo de ictus, especialmente en personas menores de 40 años, en las que no se suele recomendar la vacuna contra el herpes zóster.
Qué relación tiene el herpes con un ictus en el futuro? Concretamente un estudio llevado a cabo por el Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, ha investigado por qué las personas que han padecido herpes zóster tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus. Según se detalla en la revista científica The Journal of Infectious Diseases, esto se debería a unas vesículas lipídicas llamadas exosomas que transportan proteínas e información genética entre las células.
De este modo, tal y como explica el doctor Andrew Bubak, autor principal del estudio, «la mayoría de la gente conoce la dolorosa erupción asociada al herpes zóster, pero quizá no sepa que el riesgo de sufrir un ictus es elevado durante un año después de la infección”. Aunque la erupción se haya curado completamente y las personas se sientan de forma normal, “caminan con esta elevación significativa del riesgo de accidente cerebrovascular».
Quiénes tienen más riesgo de ictus tras padecer un herpes? Para llegar hasta estas conclusiones, los investigadores recogieron muestras de plasma de 13 pacientes con herpes zóster y 10 sin él. Las muestras fueron tomadas en el mismo momento de la infección y en los tres meses de seguimiento de un subconjunto de pacientes, y se extrajeron exosomas del plasma.
«Los exosomas transportan una carga patógena que puede causar trombosis e inflamación a distancia del lugar de la infección real. Eso podría, en última instancia, provocar un ictus en los pacientes», explica Bubak. Los expertos corroboran que descubrieron exosomas protrombóticos que podrían causar coágulos sanguíneos en los infectados. Asimismo, descubrieron exosomas proinflamatorios que también suponen un riesgo de accidente cerebrovascular en el seguimiento de tres meses.
En definitiva, los hallazgos sugieren que en un subconjunto de personas con herpes zóster, “el virus puede no volver a la latencia o los exosomas circulantes que inducen un estado protrombótico prolongado pueden persistir incluso después de la terapia y de que la erupción haya desaparecido”, lo que aumentaría el riesgo de sufrir un ictus.
En este punto, el riesgo sería mayor en las personas que han padecido las erupciones en la cara, quizá debido a la proximidad al cerebro. Según explica Bubak, el uso de agentes antivirales durante más tiempo con la adición de agentes antiplaquetarios y antiinflamatorios podría ayudar.
Sin embargo, son necesarias iniciativas “para aumentar la aceptación de la vacuna contra el hérpes zoster y así disminuir el riesgo de ictus, especialmente en individuos con factores de riesgo de ictus preexistentes conocidos”. Lo cierto es que la mayoría de los médicos desconocen la relación entre el herpes zóster y el ictus, “pero es realmente importante y tan fácil de mitigar”, concluye el autor del estudio.